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El libro oscuro y la visita de los 5 demonios

La inocencia de Tino y el libro que inició todo.

Tino regresó a su casa luego de comprar un yeso blanco, de esos que se usaban para escribir en las pizarras, la hora se acercaba, en la pantalla de su PC estaba abierto el PDF del libro que logró descargar, ese libro del que escuchó de boca de amigos que “sabían mucho”, el texto con secretos que siempre quiso tener en sus manos pero que nunca supo dónde comprarlo ahora gracias a la tecnología lo tenía, lo había leído, había tenido las señales que necesitaba, y ahora gracias también a la tecnología sabía cómo hacer el ritual.

Tino frente a la computadora

Levantó su cama y la recostó en la pared para poder hacer el espacio necesario para los elementos indicados, se seguía acercando la hora, estaba nervioso, pero no tenía miedo. Tino ambicionaba mucho, cuántas veces no caminó el largo callejón que llevaba a su casa, la última antes de llegar al barranco maquinando y esperando este momento.

El cuarto de Tino era el del fondo, el que estaba más bajo, ya que en su cuarto comenzaba la depresión de la bajada que daba justo al precipicio, por eso es que la ventana de la pared daba justo al piso de aquel húmedo y oscuro callejón.

Todos dormían, todo estaba en su lugar, Tino sabía de memoria la oración, ya había usado la tiza para hacer la figura que decía el texto, ya estaban escritos los nombres en idioma extraño, sólo hacía falta que hiciera y cerrara el último círculo con el yeso mientras recitaba las últimas palabras.

Tino no le tenía el debido respeto a sus padres desde hace mucho tiempo, casi tanto tiempo como el que no tenía de ir a la iglesia, su comportamiento también no era el adecuado, pero a pesar de eso, no era mal muchacho. Luego de que su abuelo muriera siendo él muy pequeño, poco a poco un vacío fue creciendo en su corazón, vacío que sus padres por no dedicarle tiempo no pudieron llenar.

El muchacho ve el reloj que tiene sobre dos blocks de cemento que usa como mesa de noche, ya era la hora, todo estaba en su lugar, Tino comenzó a hacer el círculo lentamente, con paciencia, empezó a decir la oración, el cuarto poco a poco fue llenándose de una neblina que caía desde la lámina que estaba sobre su cabeza, el foco empieza a titilar, faltaba poco para completar el ritual, de pronto, justo al cerrar el círculo pero antes de decir la última palabra de la oración hay un estallido, como el de una bolsa plástica llena de aire que se golpea para hacerla reventar, de pronto, todo se detiene, Tino voltea como con letargo a su derecha y puede ver una palomilla detenida en el aire con las alas extendidas, frente a él, algo extraño sucede, hay algo que no estaba ahí, una grieta, frente a él, en el espacio, grieta que cada vez es más grande.

Gemidos, alaridos, lamentos, risas oscuras, Tino estaba por pronunciar la última palabra cuando en medio de la helada escena, con el rabillo del ojo izquierdo ve un destello, con letargo voltea hacia la luz y nota una silueta conocida, por un momento experimentó de nuevo un poco de calor en su corazón, ahí, a su izquierda estaba su abuelo, que lo veía con amor y preocupación, solo escucho su voz diciendo: “No mijo, no”, luego de escuchar esto el abuelo desapareció, la grieta era más grande, algunos bultos peleaban por salir de primero, de pronto el muchacho suelta la tiza y ésta queda sin movimiento de punta en el suelo, con el mayor esfuerzo coloca la mano en el piso y con la palma hace aún un mayor esfuerzo y logra borrar parte del círculo.

Todo de golpe, tiempo y espacio vuelve a su lugar provocando una abrupta experiencia para el muchacho que sudaba y respiraba con dificultad, el chico voltea a ver el reloj, y para su sorpresa éste marca el mismo minuto que cuando empezó a hacer el ritual.

Tino estaba muy intranquilo, tenía dudas, no sabía si lo que había pasado había sido un sueño, el muchacho borró todo, agarró las velas y demás implementos y los tiró a la basura, luego colocó su cama en su lugar, estaba agotado, quería dormir pero por alguna extraña razón no estaba a gusto, los párpados cada vez los sentía más pesados, pero justo antes de quedarse dormido vio al fondo del cuarto una sombra deforme que se le lanzó al rostro, sombra que lo sobresaltó pero antes de tocarlo desapareció, con esto el muchacho tuvo para no dormir el resto de la madrugada.

Al día siguiente todo parecía normal, Tino hizo sus labores como siempre y pensaba que todo lo acontecido la noche anterior había sido producto de su imaginación, pero estaba muy equivocado.

Luego de cenar ese día su madre le pidió que lavara los platos, no muy de buena gana lo hizo, después puso todo en su lugar en la sencilla pero gran cocina de su casa, al salir y apagar la luz se dio cuenta de que todos estaban ya en sus cuartos, Tino cruzó rápidamente el amplio patio hasta llegar a la última pieza, que como sabemos era donde él dormía, se encerró bien, arregló todo pero no apagó la luz, poco a poco el sueño fue venciendo la resistencia que tenía para no dormir, parpadeos pesados luchaban contra su voluntad, pero luego de un largo suspiro Tino se dejó vencer por el cansancio.

Frío, el muchacho despertó, se había quedado dormido sentado en la cabecera de su cama con los zapatos y la ropa puesta, no fue el helado y extraño clima el que lo despertó, fueron las ganas de orinar las que lo sacaron de su descanso, el chico se levantó y se dirigió al improvisado sanitario que años atrás su padre hizo y que siempre decía que iba a formalizar, noche oscura con luna en cuarto creciente, no se escuchaba el sonido ni de los grillos, al llegar el muchacho al baño no tardó en recordar la noche anterior y comenzó a sentir miedo.

Al terminar el muchacho se alistaba para regresar cuando de pronto comenzó a escuchar que alguien estaba jugando agua en la pila, de momento pensó que tal vez alguien de su familia había salido por necesidad al patio, tal vez alguien necesitaba usar también el baño, lo raro era que no dejaban de jugar el agua, de pronto escuchó que una voz hablaba muy pero muy bajito, era la voz de una mujer, pero no era la voz de su madre ni de su hermana, la voz seguía murmurando mientras agitaba con más fuerza el agua de la pila, entonces, entre los murmullos, empezó a escucharse un leve lamento: “Huuu, uuuuuuuuu, uuuuuuuuuuuu”, Tino entonces tomó el alambre que servía de pasador en la puerta de tablas mal puestas y le dio varias vueltas para tratar de asegurarse, la altura de la puerta era como de un metro con ochenta centímetros, luego había un gran espacio como de medio metro hasta la lámina, seguidamente hubo un gran silencio, el muchacho se sentó en el pozo ciego y trataba de controlar su respiración.

De pronto, ya no se escuchó nada en la pila, luego de nuevo los murmullos de mujer que Tino no entendía, murmullos acompañados de un: “Huuuuu, uuuuuuu, uuuuuuuuuuuu, uuuuuuuuuuu”, murmullos que se acercaban cada vez más al baño, la escasa luna que blanquecía el patio, hacía que el chico pudiera ver entre las tablas de la puerta, como un bulto blanco se acercaba, “Huuuuuuu, uuuuuuu, UUuuuUUuuUUuuuuUUUUUUU”.

De pronto la voz que murmuraba se hizo más fuerte y acercándose a la puerta decía: “Huuuu, uuuuuu, ¿por qué?, ¿Por qué no me quieres contigo?, ¿Por qué si tú me buscaste?”, Tino temblaba, los dientes titiritaban en su boca, más aún cuando el bulto se puso justo en la puerta, el muchacho se tiró al suelo buscando el rincón más lejano a ella, el demonio seguía atormentándolo y con voz de niña y de vieja le decía: “Huuuuu, tú me llamaste, aquí estoy, salí, vení, aquí estoy”.

Tino no sabía qué hacer, incluso pensó en tirarse dentro del pozo, pero cuando se iba a parar volteo a ver hacia la puerta, y ahí, en una abertura grande entre dos tablas estaba un ojo más grande que el de una vaca que lo observaba, Tino entonces comenzó a gritar pidiendo ayuda, llamaba a su papá, a su mamá, pero nadie respondía a sus gritos, el chico comenzó a llorar mientras el demonio con voz de varias mujeres se burlaba de él, se reía a carcajadas, de pronto hubo silencio, mucho silencio, pasó el tiempo, el chico comenzó a calmarse un poco, pero al ver hacia la puerta no miraba luz ni rendijas entre las tablas, entonces notó que algo arriba de la puerta se movió y ahí estaba, el demonio por fuera cubría toda la puerta, arriba de esta su rostro pálido y deforme mostraba varios ojos abiertos, algunos grandes, otros pequeños y uno que otro hoyo donde alguna vez hubo algún ojo.

Su boca era grande, sin labios, la tenía abierta dejando caer un líquido negro y denso mientras murmuraba: “Salí, vení, tú me llamaste, aquí estoy”, mientras decía esto alargaba un gran brazo deforme, solo tenía tres dedos, uno de ellos casi llegaba a alcanzar al muchacho, de pronto la cabeza de Tino no pudo más y se desmayó.

Tino despertó sobresaltado porque comenzaron a somatar la puerta del baño, al despertar ya había luz, el que somataba la puerta del baño era el padre de Tino que decía: “Abrí la costilla de tu madre que ya me cago, Tino, qué haces, Tino, abrí”.

El joven abrió la puerta y trató de explicarle a su papá lo que pasaba, pero solo recibió un coscorrón de parte de su progenitor, que sacó a Tino del baño para poder hacer sus necesidades.

Ese día el muchacho no estuvo bien, a pesar de haberse quedado dormido por la mañana estaba muy cansado, al llegar la tarde le preguntó a su familia si habían escuchado algo, pero ninguno había escuchado nada, todos habían dormido muy bien, ese día Tino no quiso cenar, a las 7 en punto de la noche se encerró en su cuarto, pero esta vez llevó un bote de plástico por si tenía alguna necesidad por la noche.

De nuevo la lucha por no dormir comenzó, las horas pasaban muy lentas, a veces los segundos son ingratos cuando uno quiere que amanezca rápido. Tino pensaba en la tontería que había hecho, a pesar de decirle a sus amigos que iba a hacer el ritual, realmente no estaba seguro, era más una tonta curiosidad que un deseo firme en realizar algo.

En esto pensaba el patojo cuando de pronto algo pesado cayó en la lámina del techo haciendo un gran ruido, era algo tan pesado que había hundido un poco un par de láminas, hubo un par de minutos en completo silencio, el muchacho no se podía mover del miedo, pensaba que el demonio de la noche anterior había regresado por él, pero no, de pronto se escuchó el aleteo de un gran ave, ave que empezó a caminar por toda la lámina sacudiéndose, agitando las alas y por momentos parecía que aruñaba con sus garras el metal, el sonido era tan horrible que destemplaba los dientes del muchacho, Tino comenzó a encaminarse hacia la puerta, pero cada paso era un martirio, era un triunfo avanzar algunos centímetros, entonces lo que él pensaba que era un ave comenzó a somatar la lámina, a arañarla y de pronto un ruido particular, este demonio estaba abriendo con su pico la lámina.

El chico llegó hasta la puerta, tomó aire y valor, iba a correr hacia el cuarto más cercano que era de su hermano mayor, Tino abrió la puerta y comenzó a caminar ligero ya que no podía correr del miedo, y justo al llegar a la puerta de la habitación del hermano en medio del patio descendió el segundo demonio, grande y pesado, al principio el muchacho no le hallaba forma, pero la luna que estaba un poco más llena que la noche anterior iluminó bien a este ser.

Era algo parecido a un gran murciélago, con cara de hombre escuálido, en vez de ojos tenía solo los hoyos cadavéricos, el pico estaba formado por una dentadura torcida de donde sobresalía una quijada huesuda y pelada, sus tres patas eran manos grandes con uñas en forma de garra, en una de ellas tenía agarrado un brazo cercenado el cual picoteaba de vez en cuando, en la cabeza tenía una cabellera larga y sucia que le llegaba hasta el suelo.

Otra vez el letargo, otra vez el silencio, otra vez el frío, el demonio estiró el pescuezo hasta estar cerca de Tino y le dijo con una voz chillona y otra ronca al mismo tiempo: “Aquí tengo lo que queres, aaaaaaa queres ver, aaaaaaaaaaaaaAAAaaaa aquí tengo lo que queres”. La puerta del hermano parecía más pesada que un muro, pero bastó con abrir la puerta cerca de medio centímetro para escuchar un sonido que alarmó al demonio, el hermano mayor de Tino como toda su familia eran cristianos.

Una canción cristiana muy bonita estaba sonando, canto que se escucha tanto en la iglesia católica como en muchas iglesias cristianas, era la costumbre de Ramiro dormir escuchando una radio cristiana, el demonio luego de alarmarse se enfureció, gritaba con diferentes sonidos animales, pero estos gritos no molestaban el sueño de Ramiro, cuando Tino pudo al fin entrar y cerrar la puerta sólo escuchó una vez más al ave que aleteaba alejándose del lugar, Tino le habló a su hermano, Ramiro despertó extrañado, le preguntó a Tino qué estaba pasando, Tino sólo le dijo: “Dame chance de pasar acá la noche, en mi cuarto no puedo dormir, me quedo en el piso o en la esquina, no te voy a molestar”, Ramiro extrañado dijo: “Nombre, vos tranquilo, la cama es grande, quédate de un lado y yo de otro”, luego de los anteriores desvelos, Tino pudo tener un poco de descanso.

Al día siguiente muy temprano Tino le contó a su hermano lo que le estaba pasando, pero no le dijo nada del ritual ni de los libros que estaba leyendo, Ramiro entonces le recomendó: “Hablá con el hermano Pablo, él es muy bueno y pregunta por vos siempre”, Pablo era el pastor de la iglesia a la que iba su familia y a la que Tino alguna vez fue, Tino le dijo que lo iba a hacer, Ramiro se quedó más tranquilo, luego se despidió de sus padres porque trabajaba una semana y descansaba otra, él trabajaba en el interior de la república y a pesar de que aún no le tocaba retomar sus labores lo llamaron para hacer un par de días extras.

Tino no sabía cómo hablarles a sus padres, tenía miedo de que lo regañaran, cuánto no le habían rogado para que regresara a la iglesia y que dejara de andar con las personas que frecuentaba, además, el carácter del padre de Tino era un poco delicado.

Tercera noche, la luna estaba más llena, de balde Tino les preguntó a sus otros hermanos si podía quedarse a dormir con ellos, éstos no lo tomaron en serio y como suele suceder pensando que era broma lo comenzaron a molestar.

Tino estaba muy nervioso en su cuarto, casi al punto de vomitar la cena, al verse sin remedio pensó en irse a dormir con sus padres, no era tan tarde, eran cerca de las 9 de la noche, pero ya todos estaban en sus habitaciones, el joven llegó hasta la puerta del cuarto de sus padres, tocó varias veces, les habló, pero no recibió respuesta, estaban dormidos profundamente.

Tino no podía ni quedarse en el cuarto de su hermano mayor ya que éste dejaba con llave su puerta, la única de metal en la casa, Tino no tuvo más opción que irse de nuevo a su pieza, los minutos y la angustia pasaban lentamente, Tino quiso orar como antes pero no podía, tenía vergüenza por tantas blasfemias que dijo en contra de Dios, para sí mismo pensaba y se preguntaba si era posible que Dios le perdonara después de tantas cosas malas que había hecho.

De pronto el chico ve hacia su ventana, ventana que daba justo al piso del largo callejón que terminaba en el barranco, una sutil neblina estaba entrando, el foco comenzó a titilar hasta quemarse, en vano el muchacho intentaba que el foco prendiera, los perros comenzaron a ladrar a lo lejos, parecía que ladraban desde el fondo del barranco, luego ladraron los canes de las vecindades, entonces se escuchó un maullido que provocó que todos los perros se callaran al unísono.

Tino suspiró sintiendo un poco de calma, al fin de cuentas era solo un gato, que maullaba al inicio del callejón, “Miau, miauuuuuu, maaaaauuuuuu”, maullido suave, pero sin eco, poco a poco el patojo se quedó profundamente dormido.

Frío, sereno, dolor de hombro, el muchacho despierta, desorientado, casi no puede respirar, y para su mala suerte cuando llega la razón a su mente se da cuenta de que no está acostado en su cama, está acostado en el callejón, justo al final, el chico se para, empieza a buscar la entrada a su casa, al llegar a la puerta del paredón medio construido que resguarda su hogar escucha de nuevo: “Maaaaaaaooooooo maaaaaaooouuuuuu MAAAAAAUUUUUU”, el muchacho ve hacia el inicio del callejón, justo donde está el único poste de luz, ahí nota de dónde viene el maullido.

Abajo del poste hay una niña como de 6 años parada de espaldas, parecía que lo que la cubría era una mortaja, ésta respira profunda y rápidamente, sólo calma las contracciones cuando dice: “MAAAUUUU MAAAUUUUUUUUU MIAAAAAAUUUUU”, Tino se restriega los ojos, y vuelve a ver, y en efecto, hay una niña descalza, con el pelo desarreglado, de espaldas a él, Tino no tiene llave, así que rápidamente trepa gracias a los hoyos en el muro, pero justo al estar por saltar al otro lado los maullidos de la niña le lastiman los oídos, y por un momento se atonta, ve a la niña y ella cae de espaldas pero antes de tocar el piso sus codos dan con el suelo, y así en esa posición empieza a mover pies y codos velozmente en dirección hacia Tino.

No sólo se movía con velocidad, serpenteaba de una pared a otra con habilidad, Tino notó que el pelo de la niña iba arrastrándose, el rostro de ésta era pálido y reseco, no tenía ojos, sólo dos profundos huecos, no tenía nariz, en vez de ella había otro agujero, la boca era grande y la mantenía abierta, al llegar a los pies de Tino, él sólo se dejó caer hacia el lado de adentro de su casa, pero antes de caer notó que cucarachas y lombrices salían de los ojos, nariz y boca de este demonio, el tercero.

El golpe fue duro, por un momento Tino se quedó sin aire, arrastrándose logró llegar hasta el cuarto de sus padres, y para su sorpresa, la niña ya estaba justo en la puerta del paredón del lado de adentro, ésta seguía maullando y se acercaba a él de espaldas, caminando normalmente, este demonio no le hablaba todavía, sólo maullaba y por momentos se reía con tono masculino, de pronto la niña de nuevo cayó de espaldas y así se le acercó a Tino.

Mientras se acercaba, del cabello shuco de la niña comenzó a salir un hocico como de perro grande, el cuerpo de la niña iba creciendo en altura y anchura, de pronto este demonio le dijo: “Nooooo Mauuuu, miauuuuuu, Dios no te puede ayudar, maaauuuuuu”, Tino empieza a tocar la puerta del cuarto de sus padres, del codo derecho de la niña comienza a salir un gran dedo que toma al muchacho por el pantalón y lo empieza a jalar de a poquito, el muchacho ya iba a ser llevado cuando a su mente llegó el sonido de la canción de la noche anterior, no había radio, simplemente la recordó y con esto dio un último golpe a la puerta del cuarto de sus padres.

La luz de la habitación de los padres se encendió, la madre de Tino sale y lo ve en el suelo tirado, el muchacho nota que el demonio ya no está, la madre con pena ve que su hijo tiene fiebre, le habla, lo mete al cuarto y lo atiende junto a su padre.

La fiebre desaparece tan rápidamente como apareció, el muchacho les cuenta a sus padres lo que había pasado, sin embargo, no les comenta nada del libro ni del ritual que había hecho, entonces la madre le dice: “Con la música que escuchas y con los amigos que andas como no querés tener sueños así de feos”, el chico calla, el padre del muchacho sólo se soba la frente como dejando ver su frustración.

Al día siguiente el joven analizó muchas cosas, se puso a pensar en los detalles del rito que no termino, en el símbolo que había escogido para hacer su pacto había 5 espacios, cinco peticiones, cinco juramentos, todo estaba dividido en 5, de pronto el muchacho se llena de terror, cinco nombres de cinco entidades malignas estaban de por medio, si ya había sido visitado por 3 de ellos, aún hacían falta dos.

Era viernes, Tino descansó toda la tarde, no iba a dejar que lo siguieran molestando, esta vez hablaría con lo que fuera que lo llegara a visitar, no se iba a dejar, iba a dejar en claro de que ya no quería nada, no le interesaba nada ya.

Entonces llegó la noche y con ella el miedo, Tino en su cuarto apretaba los puños como para darse valor, todo estaba muy tranquilo, no parecía que iba a ser visitado esa noche, pero en medio de esa tranquilidad el joven no se confiaba, no dejaba de poner atención al más mínimo ruido, los grillos cantaban, a lo lejos se escuchaban vehículos pasar por la calle, todo estaba muy normal, el muchacho imaginó por un momento que tal vez gracias a los cantos de su hermano y gracias a que su familia era cristiana los demonios habían desistido, Tino no podía estar más alejado de la realidad.

El muchacho al ver todo tranquilo se distrajo un rato, pensaba que sería bueno retomar sus estudios y terminar el ciclo básico, abrió una gaveta de su ropero y encontró algunos libros, algunos cuadernos, un par de lapiceros, todo seguía muy en calma, Tino miró el reloj para saber qué hora era, pero éste no estaba funcionando, de pronto, los grillos callaron, el lugar se heló, pero esta vez Tino no se iba a dejar, salió corriendo, cruzó el patio, se sentía más seguro porque su mamá le había dicho que iba a dejar la puerta de su cuarto sin pasador por si se llegara a sentir enfermo él pudiera entrar sin pena para avisarle.

A pesar de que el muchacho temblaba decidió esperar la visita afuera del cuarto de sus padres, cuarto que como las demás piezas estaban alrededor de un gran patio, para su sorpresa, el muchacho se sentía más tranquilo que al principio, a pesar de saber que algo se acercaba, tenía la idea de que iba a estar bien, el baño quedaba en frente del cuarto de sus padres, como a unos 10 metros, a la par del baño estaba la parte más baja del muro que rodeaba la casa, muro de apenas un metro de alto, en la parte superior de éste se encontraban algunos alambres de construcción que sirvieron en su momento para colocar un improvisado alambrado de púas de un metro de alto en 3 secciones que ayudaba a dar un poco más de seguridad en esa parte, y a unos 5 metros después de ese muro quedaba el barranco.

El muchacho notó un movimiento en esa parte, así que se quedó viendo fijamente a ese lugar, Tino apenas parpadeó una vez cuando de la oscuridad de ese lugar salió una silueta oscura, como de dos metros de alto, silueta que se parapetó a la par del baño, Tino que sentía que se iba a desmayar tomó valor y se dirigió a la entidad: “Disculpa, en serio disculpen, pero ya no quiero nada, no los quiero ver, no, déjenme tranquilo por favor”.

La parte alta de la silueta oscura se movía de un lado a otro, lentamente, un zigzag que cada vez le provocaba más miedo al muchacho, entonces poco a poco la silueta fue tomando más forma, forma humanoide, de pronto de la cabeza de la entidad salió una luz roja incandescente que parpadeaba, era un ojo que flameaba, la entidad abrió parte de su boca, era la mueca de una sonrisa, el demonio parecía respirar con dificultad, cada vez que exhalaba pequeñas chispas brotaban y levitaban de forma extraña.

El gran demonio salió de las sombras y se dejó ver, cuerpo humano fornido, quemado por completo, las muchas llagas palpitaban y se reventaban una y otra vez, brotando de éstas purulencias que dejaban escapar olor a podrido, su cabeza estaba cercenada por la mitad de forma oblicua de derecha a izquierda, por eso es que Tino notó un solo ojo en la oscuridad, de la parte cercenada brotaba un líquido negro que luego de caer en hombro y pecho llegaba hasta el piso, acá Tino comenzó con mucha pero mucha dificultad a caminar los 5 pasos que lo separaban de la puerta del cuarto de sus padres.

El muchacho sintió morirse cuando en un parpadeo llegó a tener al demonio a un metro de él, éste ahogándose en un gargareo espantoso le dijo a Tino: “Termina, de lo contrario no te dejaremos en paz, termina”, El joven sentía el aire caliente y apestoso que provocaban las llagas al burbujear y reventar muy cerca de su rostro, luego un viento muy fuerte vino del barranco y la criatura después de reírse desapareció.

Tino estaba petrificado, había comprendido el mensaje, entonces uno que otro grillo comenzó a cantar, el muchacho entró en el cuarto y se recostó a la par de su madre.

Al día siguiente por la tarde, toda la familia se alistaba, como todos los sábados se preparaban para ir a la iglesia, justo cuando iban hacia la puerta del muro que daba a la calle para sorpresa de todos Tino estaba allí, esperándolos, realmente su familia no imaginó que el muchacho quería acompañarlos, así que al finalizar el callejón se despidieron de él, pero el joven les dijo: “Nombre, si yo voy con ustedes”, los ojos de los hermanos y del padre del patojo se llenaron de asombro, luego todos se rieron, comenzaron a decirle que se dejara de bromas y se dirigieron hasta la iglesia, para gran sorpresa y agrado de todos, Tino había entrado detrás de ellos, participó de la reunión en la iglesia, la madre del muchacho le daba gracias a Dios por el milagro de tener a su hijo en la iglesia, hasta el hermano Pablo le dio la bienvenida al muchacho esa noche.

Al terminar la reunión, Tino le dijo a su madre que se iba a quedar a platicar un rato con el hermano Pablo, la madre del joven se puso más alegre todavía, el hermano Pablo despidió a todos y se quedó para ver qué era lo que el muchacho quería platicarle, Tino le pidió que orara por él, el hermano Pablo era un pastor como muchos o como pocos desde el punto de vista que lo quieran tomar, era un hombre humilde, realmente entregado a Dios y a su comunidad, varias fueron las veces en que el hermano Pablo socorrió de varias formas cuando alguien tenía alguna necesidad, aunque esta persona no fuera de su iglesia él siempre ayudaba, cuando lograban reunir algún dinero entre los asistentes a la iglesia, miraba a quien le hacía falta algo.

Pero aparte de eso, era un hombre con un don especial, cuando empezó a orar por el muchacho percibió que algo andaba mal, su oración entonces fue más enérgica y al terminar de orar le preguntó al muchacho qué estaba pasando, Tino le contó llorando todo con lujo de detalles, durante la reunión el patojo ya le había pedido perdón a Dios por todo, fue entonces cuando el hermano Pablo salió con él de la iglesia, echó llave a la puerta y encaminó al muchacho hasta su casa. Como la casa del hermano Pablo quedaba en el camino al callejón donde vivía Tino, Pablo le dijo al muchacho que iba a pasar a su casa a darle unas indicaciones a su esposa y que luego lo acompañaría hasta su casa, el joven se sorprendió cuando Pablo salió con un pequeño maletín y le dijo a su esposa: “No me esperes hoy a dormir, ora por mí con mis hijos, te los encargo”, luego de esto ambos caminaron hasta llegar a la casa de Tino.

La madre del muchacho se emocionó al ver que el hermano Pablo lo había acompañado, el pastor pidió permiso para pasar adelante, los padres del chico con mucha alegría lo comenzaron a atender, el padre de Tino estaba por ofrecer comida a la agradable visita cuando el hermano Pablo lo interrumpió diciéndoles: “Hermanos, es preciso que me pongan mucha atención”, luego de esto continuó: “Bien saben que Tino ha tenido problemas para dormir, a mi parecer el muchacho dice la verdad, apoyándome en la confianza que me tienen les pido como favor de que todos ustedes duerman por hoy en un solo cuarto, y yo velaré con Tino, con la segura ayuda de Dios libraremos la noche y alejaremos al enemigo que anda rondando y molestando a su muchacho”.

Los padres del patojo estaban atónitos, pero confiaban en el pastor, así que así lo hicieron, Pablo oró por ellos y con ellos. Al encerrarse todos, el hermano Pablo acompañó a Tino hasta su pieza, al entrar el pastor le pidió que le contara con detalle todo lo que había hecho, el muchacho le mostró dónde había trazado la figura y todo lo demás, Pablo le pidió que le mostrara el libro, cuando el muchacho le contó dónde lo tenía éste se sorprendió, entonces el pastor le pidió que eliminara del computador todos los libros, música e imágenes que podía tener con relación al ritual, el muchacho así lo hizo.

El hermano Pablo comenzó a bendecir el cuarto de Tino, colocó aceite ungido en paredes, techo y piso, luego, también ungió al muchacho.

Terminando de colocar el aceite en la cabeza del chico estaba cuando el quinto demonio se hizo presente, el pastor lo percibió mucho antes de que se acercara a la casa, su oración fue más enérgica, reprendió toda la noche, con actitud le hizo ver al demonio que estaba en el callejón de que él con la ayuda de Jesucristo no iba a permitir de que le hicieran daño a Tino.

El demonio desde afuera se reía, se burlaba de él, pero el hermano Pablo sabía las intenciones de éste, el pastor conocía muy bien las artimañas del enemigo, él sabía que no debía temer, tampoco debía de enojarse, simplemente con voluntad y autoridad lo mantenía a raya mientras lo reprendía para que se alejara.

El demonio estaba del lado de afuera, a un costado de la ventana que daba al callejón sin darse a mostrar, “Yo te conozco”, dijo con voz clara el demonio, luego continuó: “Vos no sos la gran cosa, yo sé mucho de ti, sé cómo eras, sé cómo vas a morir, y cuando eso pase yo estaré esperándote con muchos más para comerte y hacerte sufrir eternamente”.

Pablo que no dejaba de orar le dijo al demonio: “Me parece que cuando mi vida llegue a su fin estén tú y otro montón como tú, para que queden ciegos al ver la luz, la misericordia, amor, el poder y grandeza de mi Jesucristo cuando venga a traer a este siervo suyo”, entonces el mal golpeó la pared con tal fuerza que hizo temblar todo el lugar, gritó como animal, luego Pablo continuó: “Alabado sea Jesucristo, que hoy como siempre dejará en claro de que suyo es el poder y la gloria por siempre, amén”.

Oraciones de liberación, alaridos del maligno ser, Tino veía todo esto, pero era demasiada información para retenerla toda en su cabeza, la batalla fue librada y ganada por Jesús por medio del hermano Pablo. El ser vencido que nunca dio la cara desde afuera, dijo después de ofender al Pastor: “Tu sabes que nunca nos vamos del todo y de que volvemos”, una gota de sudor frío cayó por la frente de Tino, Pablo entonces respondió: “Te vas de vuelta al infierno, y si tienes el valor para venir a ser reprendido de nuevo, acá estaré esperándote”.

El demonio entonces atravesó de derecha a izquierda la ventana, dejando ver únicamente por la altura de ésta las piernas de un hombre normal, pantalones y zapatos blancos, muy limpios y muy pulcros, se fue balbuceando: “No nos vamos del todo, él nos buscó, no nos vamos del todo, ya vendré, si, ya vendré, esperaré por ti Tino, por ahí andaré”.

Al terminarse de escuchar la voz del mal la luz del amanecer comenzó a llegar, el hermano Pablo se despidió de Tino y de su familia, dio algunas recomendaciones y Tino no dejó de llegar a la iglesia, por épocas se ausentaba, pero siempre regresaba a ella.

El hermano Pablo sigue siendo el pastor de su comunidad, Tino ya no es tan alocado como antes, luego de contarme su historia el muchacho me dijo: “No creas Fer, hay noches en que camino por ese callejón y sé que él me está viendo, a veces llega a mi ventana, o camina por la lámina, pero también sabe de qué no me puede tocar.

No anden buscando libros oscuros por las redes sociales, no sean curiosos, no sea que un día de estos quieran levantarse a tomar un vaso con agua o a orinar y por andar viendo babosadas que no deben se encuentren con algo que los puede asustar…

Investigación, historia y narración: Fernando Andrade Mazariegos (todos los derechos reservados Guatemala septiembre 2018)